lunes, 28 de mayo de 2007

lo que fuiste y seras

Lo que fuiste y serás

Fue que te conocí, o mas bien solo te vi de lejos, ajeno y distante, como el huérfano que no ha dado cuenta que sus padres pasan frente a él. Imaginar en aquel distante momento que eras para mi hubiera sido tan aventurado que la risa me habría invadido; sonrisas nerviosas, mariposa estomacal inquieta, sueños y fantasías, luego, de pronto, un día te acercas y contactas. Incandescencia inmediata de mi ser, pero calma, tu no eres mía, pero acaso podrías serlo de verdad. La duda surgió aquel día en que mis labios probaron suerte y embelesados se condenaron para siempre. Tristessa siempre tristessa, nudo de garganta y sueños rotos, que fácil resulta levantar una ilusión, debiéramos ser como niños o como Dios mismo, disfrutar destruyendo, agolparse en la indeferencia y la frialdad del individualismo, reír a carcajadas con la desgracia ajena, inmolar la lealtad; pero sigo aquí, triste, escribiendo estas líneas estériles, estériles por que nunca llegaran a su dueña, que es la mía, mía sin sentido de posesión, mía solo en palabra, y acaso en anhelo cansado.

Y soportar algo indigno y oculto; desempantanarse del miedo, salir a la luz. Pero la miseria permanece y se acrecienta, miseria del alma que no encontrará sosiego en los retorcidos recuerdos guardados a la fuerza. Y la búsqueda, que se cree consumada cuando sólo es el inicio, saberse perdido y olvidado desde el momento mismo del nacimiento, nacimiento de cualquier cosa, el inicio, cuantas veces el inicio fue el fin, como la vida misma, en una carrera de tiempo contado que habrá de consumarse, sin remedio por que el círculo es eterno y cuando acabas en verdad empiezas a la nada, al juego absurdo que nos han enseñado a practicar sin reglas, o por lo menos con reglas anárquicas que quien no respeta se acerca mas a la felicidad; apariencias, meras apariencias, espejismos de vida.

Quien fuera frase soltada al viento con una misión de muerte, una amenaza, peligrosa, filosa, capaz de herir al más fuerte, al más seguro; arma humana, como lo fuiste tú, como en la naturaleza la belleza es el peligro, como tú hiciste contigo misma, como yo hice en tiempos remotos; el trampolín que me expulsó a este averno de remordimientos, oscuridad y angustia. Nunca volveremos a ser lo de antes y eso es lo terrible, alejándonos al momento de unirnos, y que yo supiera curar mis heridas, mi mente, mi cuerpo dolorosamente humano, que yo pudiera curarte también a ti, del mal del mundo: la mentira; de mis miedos, que pudiera curarnos a ambos en este camino polvoriento y cansado; pero anhelar es cuestión fantasiosa, nada, escúchalo bien, nada puede cumplirse como se planeó, todo tiene una vida propia, indomable, sobre todo la lealtad, el miedo y el amor.

Y sin embargo considero haber llegado al final, por lo menos al mío, no queda nada ya, solo tú que escapaste de repente, que escurriste tu cuerpo por mi mente hasta perderte para siempre. Quizá ese era realmente tu deseo, ejemplo de la deslealtad del mundo, haber creído en algo que no era, el juego infinito, la apertura de las puertas por mas doloroso que pueda ser, y sin embargo seguir fingiendo, por que no es posible estar triste de algo que no existió, que sólo en recuerdo vive y vivirá. Y al final el recuerdo se irá, te lo aseguró, recorrerá el camino doloroso y partirá, no como tú que lo hiciste mucho antes. Acabarse las palabras sólo en la mente. Al final no serás nada.


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