jueves, 14 de junio de 2007

Canciones que cantaba mi abuelo

Canciones del abuelo Fernando


Tus enaguas en un clavo
todavía ahí están colgadas
pues como están tan chorreadas
no las puedes ni empeñar
y las ratas se pasean
por el bracero apagado
como nadie ya ha guisado
ya no tiene mi calor.



Era en el año 14 antes del 54
cuando los trenes corrían entre Puebla y Apizaco.
El tren que corría por el ancha vía
de pronto se fue a estrellar contra un aeroplano
que andaba en el llano volando sin descansar.
Quedo el maquinista con las tripas fuera
mirando pal aviador que ya sin cabeza
buscaba el sombrero para librarse del sol.
Todo esto nos sucedía sin saber como ni cuando
y la maquina seguía pita y pita y caminando.


sábado, 9 de junio de 2007

Fabula del suicida

FÁBULA DEL SUICIDA

Detrás de las mil dunas en aquel olvidado desierto, el escorpión dorado pedía auxilio a gritos desesperados; pero nadie entendía su extraño lenguaje, a veces metafórico y a veces hiriente, ya no había nadie junto a él, su suave veneno logró dejarlo solo, lloraba diminutas lágrimas cristalinas que humectaban la dura coraza alrededor de sus negros ojos. Agotado cayó en un trance nervioso.

La rabia y la soledad se mezclaron creando un luminoso carrusel de imágenes retrospectivas que desde su mente se materializaron formando un pequeño y amorfo bulto negro, que se deslizaba en el interior de su cuerpo mientras crecía paulatinamente. Cuando el bulto llegó a su vientre su tamaño había aumentado de manera extraordinaria, casi no cabía en su ser. El paso interno del intruso le causaba un dolor aberrante. Al borde del pánico pensó que moriría, fue entonces cuando su hocico se dilató y expulsó un extraño insecto negro que de inmediato estiró sus doce largas y espigadas patas. Fijó su mirada en los atónitos ojos de su progenitor, y después de un instante se alejó velozmente.

El confundido escorpión, ya más tranquilo, decidió utilizar esa extraña habilidad que él posee de ver y hablar con su interior. Preguntó sobre lo ocurrido a su corazón, que tenía el don de la sabiduría; este le habló informándole que había concebido una cría mitad venganza y mitad esquizofrenia. Un ser creado por su imaginación y encarnado por su odio, que mataría a todo ser que hubiera hecho daño a su progenitor en las líneas del pasado. El aureo escorpión rió a la manera de los insectos. Era cruel por naturaleza, así que busco a su cría hasta encontrarlo bajo el ardiente sol del mediodía, ahí observó el primer asesinato perpetuado por su monstruoso hijo. El turno fue de la pacífica tortuga; la sangre oscura del ajuste de cuentas la cautivó tanto que siguió a su engendro a través de las múltiples muertes, pasando por el cuervo, y hasta por la voraz serpiente. En cada muerte encontró una fascinación y una belleza inigualables, y reía y se llenaba de placer.

El escorpión, orgulloso y empapado de venganza, se retiró por la ardiente arena hasta su oscuro agujero, camino por el tenebroso túnel, al llegar a la cámara principal descubrió con gran asombro a ese monstruo negro artífice de su venganza. Al verlo creyó sentir un falso afecto hacia su sanguinaria cría; se acercó despacio, al tiempo que su hijo rotaba su espigado cuerpo, dejando ver un rostro claramente humanizado y en comunicación de alma a mente habló así:

- Has visto la muerte de cada uno de los seres que formaron tu nostálgica historia, ha venido de tu interior para aliviarte, pero aun falta dar muerte a tu principal enemigo.

El dorado escorpión expresó una ligera sonrisa pensando haber olvidado a algún antiguo enemigo. La cría se levantó en sus doce patas y dio un ágil salto para caer sobre el lustroso dorso del escorpión, este, asustado, intentó inyectar su poderoso veneno, sin darse cuenta que su arma había sido ya devorada, suplicó y lucho hasta el cansancio, pero su sabio corazón, que fue lo único respetado y guardado en las paredes de la inmortalidad, sabía que el escorpión era el único causante de infelices sucesos acumulados en su trágico paso por la vida.

lunes, 28 de mayo de 2007

lo que fuiste y seras

Lo que fuiste y serás

Fue que te conocí, o mas bien solo te vi de lejos, ajeno y distante, como el huérfano que no ha dado cuenta que sus padres pasan frente a él. Imaginar en aquel distante momento que eras para mi hubiera sido tan aventurado que la risa me habría invadido; sonrisas nerviosas, mariposa estomacal inquieta, sueños y fantasías, luego, de pronto, un día te acercas y contactas. Incandescencia inmediata de mi ser, pero calma, tu no eres mía, pero acaso podrías serlo de verdad. La duda surgió aquel día en que mis labios probaron suerte y embelesados se condenaron para siempre. Tristessa siempre tristessa, nudo de garganta y sueños rotos, que fácil resulta levantar una ilusión, debiéramos ser como niños o como Dios mismo, disfrutar destruyendo, agolparse en la indeferencia y la frialdad del individualismo, reír a carcajadas con la desgracia ajena, inmolar la lealtad; pero sigo aquí, triste, escribiendo estas líneas estériles, estériles por que nunca llegaran a su dueña, que es la mía, mía sin sentido de posesión, mía solo en palabra, y acaso en anhelo cansado.

Y soportar algo indigno y oculto; desempantanarse del miedo, salir a la luz. Pero la miseria permanece y se acrecienta, miseria del alma que no encontrará sosiego en los retorcidos recuerdos guardados a la fuerza. Y la búsqueda, que se cree consumada cuando sólo es el inicio, saberse perdido y olvidado desde el momento mismo del nacimiento, nacimiento de cualquier cosa, el inicio, cuantas veces el inicio fue el fin, como la vida misma, en una carrera de tiempo contado que habrá de consumarse, sin remedio por que el círculo es eterno y cuando acabas en verdad empiezas a la nada, al juego absurdo que nos han enseñado a practicar sin reglas, o por lo menos con reglas anárquicas que quien no respeta se acerca mas a la felicidad; apariencias, meras apariencias, espejismos de vida.

Quien fuera frase soltada al viento con una misión de muerte, una amenaza, peligrosa, filosa, capaz de herir al más fuerte, al más seguro; arma humana, como lo fuiste tú, como en la naturaleza la belleza es el peligro, como tú hiciste contigo misma, como yo hice en tiempos remotos; el trampolín que me expulsó a este averno de remordimientos, oscuridad y angustia. Nunca volveremos a ser lo de antes y eso es lo terrible, alejándonos al momento de unirnos, y que yo supiera curar mis heridas, mi mente, mi cuerpo dolorosamente humano, que yo pudiera curarte también a ti, del mal del mundo: la mentira; de mis miedos, que pudiera curarnos a ambos en este camino polvoriento y cansado; pero anhelar es cuestión fantasiosa, nada, escúchalo bien, nada puede cumplirse como se planeó, todo tiene una vida propia, indomable, sobre todo la lealtad, el miedo y el amor.

Y sin embargo considero haber llegado al final, por lo menos al mío, no queda nada ya, solo tú que escapaste de repente, que escurriste tu cuerpo por mi mente hasta perderte para siempre. Quizá ese era realmente tu deseo, ejemplo de la deslealtad del mundo, haber creído en algo que no era, el juego infinito, la apertura de las puertas por mas doloroso que pueda ser, y sin embargo seguir fingiendo, por que no es posible estar triste de algo que no existió, que sólo en recuerdo vive y vivirá. Y al final el recuerdo se irá, te lo aseguró, recorrerá el camino doloroso y partirá, no como tú que lo hiciste mucho antes. Acabarse las palabras sólo en la mente. Al final no serás nada.


Huir

I

Y creer que se vive cuando se está muerto, sólo caminando, sólo dejando pasar el tiempo, presa al fin y al cabo del grande mal, el más grande, la soledad, la avaricia, la ceguera del individualismo, creer que no podrás soportar; y continuar, y continuar. Desaparecer es difícil, siempre se encuentra algo familiar, algo que derrumba tu torre de olvidos y desencuentros, de largos caminos rectos y planos por donde escapar. Sin embargo es imposible hacerlo, se vive, se siente y se recuerda igual, como en el mismo momento de lo ocurrido, nada puede borrarlo, cómo destruir al instante algo que tardó tanto en construirse, un proceso, proceso del mal, acumular la maldad, reprimir los sentimientos, olvidarse de quien se es y de los propios sueños, del porvenir, de lo que se espera que pase, pero quién somos para decidir, creer que se decide cuando simplemente se “vive”, planear es una mera ilusión, una esperanza que sobrelleva a la calma mental, a creer; el problema es la realidad, abrir los ojos, encontrarse solo, reconocerse, ver, ver y no dejar de ver que nada es real, que fuimos engañados, engañados por todos, por nuestros padres, nuestros ancestros, nuestro cuerpo, nuestra mente, todo, lo mejor sería no abrir los ojos, resignarse, saber que se muere lentamente en el pantano de la indiferencia, del odio, sin alternativa; mas ponte de pie, colócate la mascara de felicidad que alguien podría verte y te tomarán como un loco, es peligroso tienes que comprender, nadie debe saber que abriste los ojos, que buscas la verdad, que planeas huir, comprende que te detendrán, te encerrarán en una cuidad, te encasillarán en una casa, en una familia, te pedirán que cierres los ojos, que dejes fluir las cosas tal como están, que no debes permitirte conocer, solo limítate a vivir, a caminar en silencio como todos, no busques problemas y quédate quieto, “es por tu bien”.

Sin embargo el monólogo ensayado ya no te ayuda a calmarte, a sobrevivir, no hay más. Adelante sólo el polvo dibuja formas, es el pensamiento del mundo, de las cosas inanimadas a las que te gustaría pertenecer, de las que tantas veces te sentiste parte, y nuevamente sin más arrojado a la forma y pensamiento humano al que perteneces, del que no puedes renegar, atado a tu cuerpo, atado a tu seguridad, atado a sentir, atado, simplemente atado. Agolpando nuevamente el sentimiento que te obligo a escapar, si es que esto es un escape. Un juego, si eso es, un juego que no termina. Dejar por unos minutos, los más que sea posible, que te calme esa sensación de imaginar que todo es un juego, que cuando se ponga mal perderás y te dedicarás a otra cosa, terminará, y con ello las situaciones y circunstancias que te agobian, tus preocupaciones, tus necesidades, tus pretensiones, deseos y vanidades, es tener esta hermosa ilusión hasta que no se puede más. Pero de pronto tus ojos te escupen en la cara recordándote que no es fácil y que no será fácil, que no es juego, que estas metido hasta el fondo, que salir es un poco más que imposible, que el dinero no te dará nada de lo que buscas, que las personas que sentías indispensables fueron develadas tal como son a cargo del tiempo, la malignidad y anquilosamiento del tiempo que te persigue aun.

Y sin más escapar, como tu lo hiciste, como lo haría cualquier hombre cuerdo, el regreso a ninguna parte, la imposibilidad de perderlo todo, de dejar de sentir miedo intenso, miedo impalpable que lo devora todo. Como cuando creíste encontrar algo nuevo, volver a destruirlo, no soportar más lo atemporal y la fugacidad de los momentos, la mentira anidada en cada uno, el impulso de destruir, de no creer, de desconfiar, la dicotomía de amor y odio en su máxima expresión, en fin la necedad de volver sobre nuestros pasos cometiendo los mismos errores, sólo por la satisfacción de aquellos momentos que son los menos, en fin volver a tu imperfecta y dolorosa forma humana.

Sin embargo luchar puede ser la vida, no podías seguir así por siempre, tuviste que hacerlo no hay más, recuérdalo así, como algo que debía suceder, olvida, trata de olvidar siquiera por un instante, y cuando comiences a sentirte mejor, trata de no llorar esto es sólo una ilusión, mentira sobre mentira, volverás, y serás feliz, volverás a sonreír cuando sientas esa piel suave y caliente, volverás a disfrutar mirándola en silencio, volverás a sentirte orgulloso y lleno de lo que tu historia te ha regalado, de lo que elegiste y sembraste, sin miedo, como antes, cuando las cosas tenia un rumbo y una dirección, cuando solías disfrutar de las cosas sencillas, de la compañía, y sobretodo de la confianza en tus semejantes, que tiempo tan remoto, anhelos simplemente anhelos.


II

Despiertas sin la sensación de hastío, exiliado de la fantasía vuelves a nacer a la realidad, al mundo, a lo palpable. Ahí está ella, en silencio, dormida. La discusión nunca tuvo forma, para ti no tener forma es no existir, lo que no tiene forma no se puede comprender y en un mundo como este se desecha, lo que no se ve no puede tener un lugar, y tu no te ves a ti mismo, quizá te has visto alguna vez, borroso como un reflejo acuático. Sin embargo sabes que estás, tu cuerpo lo recuerda, como un ejercicio empírico, vuelves a sentir hambre y dolor, pena, sensaciones, te recorren, te exploran. Piensas en ella y automáticamente desaparece, tal como pensaste, con la certeza que tenías, ella ya no está, estás solo como antes, siempre antes, dejar de disfrutar los momentos para disfrutarlos después, únicamente cuando se han perdido, en esto te convertiste en el que desecha lo presente y añora lo pasado, imitando así el gran absurdo del mundo en tu propia existencia de animal furtivo, de bestia acorralada, de impulsos frenéticos, de ira y violencia.

Y el dolor de volver al nuevo día, de no aceptar la realidad, de volver a escapar, como ayer y anteayer, reformular el plan, ejecutarlo, volver a sentir la libertad sólo por un instante, antes de que las amarras te sujeten violentamente otra vez, invisibles, lazos de tu cabeza, cuerdas hechas de moral y miedo. Camino ya recorrido múltiples veces, conocido, peligrosamente conocido, que se extiende eterno, polvoriento, inanimado y viejo: eterno. Y tu otra vez en él, con sed, con cansancio, pero anhelando cruzarlo. Y de nuevo el sueño y los recuerdos, e invariablemente ella, dormida, esperando, esperando que nada de esto hubiera pasado, moebius exacerbado, incluso los espectros se han cansado de ti, te odian aun siendo parte tuya.


Bienvenido

La imposibilidad de quedarse callado se hace patente en algun momento, asi que desde ahora habré de escribir cosas que resultarán inexplicables, al menos para mi.

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